jueves, 29 de diciembre de 2011

La salud que viene: Nuevas enfermedades y el marketing del miedo.

Miguel Jara ha escrito un libro muy interesante e instructivo, que nos abre los ojos ante la manipulación de nuestra salud por las farmacéuticas titulado: La salud que viene: Nuevas enfermedades y el marketing del miedo. En el mismo contiene un capítulo que trata sobre la geoingeniería titulado: Escrito en el cielo. El planeta de la eterna primavera. Nos desvela muchísima información sobre las estelas. Bien es cierto que por ahora no se ha podido llegar a una conclusión final de lo que está ocurriendo en nuestros cielos. Pero seguramente no vamos mal encaminados. Algo ocurre y esas estelas sean lo que sea, están originando problemas de salud y no son normales. Y lo que es peor, esas estelas se encuentran ya en numerosas partes del mundo.

Pero sin duda las pruebas siguen llegando con claridad. Miguel nos lo desvela en su libro. Un estudio de 944 páginas realizado por un panel de científicos e investigadores denominado Implicaciones de la política del calentamiento por efecto invernadero: mitigación, adaptación y base científica, fue publicado en 1992, cinco años antes de la cumbre de Kyoto. En el manual hay científicos y empresas implicadas. Se muestran costes de aplicar los proyectos de geoingeniería, fórmulas matemáticas y químicas y explicaciones exhaustivas sobre cómo llevar a cabo los mismos. Incluye ademas argumentos sobre la reclutación de gobiernos extranjeros, la adquisición de materiales y la fabricación de compuestos aerosoles. Y esto es lo más sorprendente: el trabajo argumenta que la manera más eficaz de mitigar el cambio climático es la pulverización en la atmósfera de aerosoles reflectantes, para lo que se utilizarían aviones, tanto comerciales como militares. Este método de mitigación de los efectos del cambio climático tiene como objetivo crear un escudo en la atmósfera del planeta para conseguir que aumente el albedo (reflectividad) de la Tierra. Se utilizaría para ello aerosoles compuestos de aluminio u óxido de aluminio y óxido de bario, así como productos químicos que generen ozono en la atmósfera.

 Es decir, que en lugar de rectificar nuestro comportamiento, estudiar la forma de reducir nuestro daño al medio ambiente sin perder la calidad de vida, lo que hacen estos eminentes científicos, apoyados por empresas con grandes intereses por los beneficios que pueden adquirir de tan tamaña empresa, es modificar el clima a escala planetaria. En ese mismo informe, nada viene de la problemática del aluminio y otros compuestos químicos al caer al suelo, a las ciudades, al ser respirados por la población, en los cultivos, en el agua. ¿No han pensado que para solucionar un problema pueden nacer muchos otros que actúen de forma irreversible contra la salud de las personas?. ¿Nos están fumigando, envenenando sin que nos demos cuenta? ¿Por qué callan los políticos? ¿Qué sustancias hay en esas estelas del cielo que aparentemente son inofensivas.

 Pero nada de esto es nuevo. En 2006 salió publicado en los medios nacionales, que la Comunidad de Madrid estudiaba un método israelí para provocar lluvias con aviones, bombardear las nubes. Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad declaró a los medios de comunicación que : “este invento podría aplicarse en un futuro a Madrid”. ¿Así sin más? ¿Sin saber las consecuencias en detrimento al medio ambiente y la salud de las personas? Estas ideas tomadas a la ligera y sin un razonamiento lógico, el forzar cambios climatológicos forzosos a través de tecnologías, bombardeos o fumigaciones de sustancias químicas, puede llegar a unas consecuencias globales impredecibles y el que los políticos encima animen esta clase de prácticas industriales, es de una irresponsabilidad que raya la dictadura ocasional de un cargo


El Ministerio de Medio Ambiente alemán se vio obligado a reconocer en el 2004, que investigaba sobre la posibilidad de cambiar el clima y que había desarrollado ciertos experimentos científicos para hacerlo. Los habitantes de una zona del país denunciaron que sobre sus cabezas volaban escuadrones de aviones y que dejaban sospechosas estelas químicas. El Gobierno alemán tubo que abandonar estas prácticas.
Hechos como los expuestos, se cuentan por cientos. En Argentina se provoca lluvias para que no lleguen a granizo por empresas privadas y fumigaciones en las nubes.

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By fumigaciones at 2011-11-28 Extraido de


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