By fumigaciones at 2011-12-25
El gran explorador marino Jacques Cousteau, además de enseñarnos los secretos y las
maravillas del mar, de acercarnos a sus criaturas, de comprender el frágil
ecosistema marino y la necesidad de su conservación y protección, nos dejó un
gran legado a la humanidad, unas palabras y pensamientos que fueron publicados a
título póstumo, pero en el que había trabajado durante dos años, como si
presintiera que su fin estaba llegando. Este legado es un libro titulado “Los
humanos, las orquídeas y los pulpos”. Critica duramente a los políticos por no
respetar el medio ambiente y ser marionetas de multinacionales que sin control
alguno, realizan sus actividades en perjuicio de la humanidad.
El ha dejado escrito, que los tecnócratas nos están convirtiendo en
temerarios. Los juegos de azar que nos imponen a menudo (como el jugar con el
clima), ponen en riesgo nuestra seguridad en beneficio de metas que no hacen
avanzar la causa humana, sino que la socaban. Al apostar nuestras vidas con sus
planes, quienes nos gobiernan no cumplen con el mandato de una sociedad
democrática, sino que lo traicionan. No nos ennoblecen, sino que nos convierten
en víctimas. Y, al consentir riesgos que han tenido como consecuencia daños
irreversibles para el medio ambiente, nosotros mismos no sólo renunciamos a
nuestros propios derechos como ciudadanos.También victimizamos a los niños del
futuro, indefensos, sin voz y sin voto.
Cousteu escribe que la industria utiliza de manera
habitual decenas de miles de sustancias químicas. De todas ellas sólo se ha
comprobado los efectos sobre la salud de aproximadamente un 20 por 100 de los
productos de uso diario. Sino sabemos nada sobre los efectos individuales
de miles de sustancias químicas ¿cómo puede alguien predecir los efectos
que pueden tener una vez mezclados, en innumerables combinaciones, en el aire y
el agua donde los rociamos, emitimos y vertimos?
La ciencia descubre. La tecnología ejecuta. El hombre se adapta. ¿Es ése el “progreso” que queremos comprar con la moneda del riesgo humano? ¿Son la sumisión y la resignación las metas por las que debemos jugarnos la vida o la vida de nuestros hijos?.
Jacques aclara que ningún periodista que se precie puede
considerar noticia el hecho de que los gobernantes mientan y que la gente lo
sepa. Lo sorprendente, lo terrible, es que la gente sepa que sus gobernantes
mienten y no hagan nada al respecto. El problema de la democracia moderna no es
que la gente haya perdido el poder que tenía, sino que haya dejado de valorar en
su justa medida el poder que posee. Lo seres humanos aún tenemos que comprender
la enormidad de lo que estamos haciendo: en un segundo geológico, estamos
deshaciendo complejidades que tardaron una eternidad en crearse.
Sus
palabras deben ser el despertar de la conciencia política.
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